En el mercado existen diferentes modelos de calderas para la calefacción, dispositivos indispensables para las casas domésticas. En Mancliar, sabemos de primera mano, que a la hora de elegir, es importante decidirse por el tipo de caldera más adecuado, en función tanto de las propias necesidades como del entorno a calentar, optando por una caldera tradicional, mural o de condensación. Del mismo modo, es necesario evaluar el consumo, la eficiencia energética, el mantenimiento, la presencia de exenciones fiscales y el tipo de combustible a utilizar, para instalar una caldera realmente fiable.
Las calderas para la calefacción doméstica se diferencian según el tipo de combustible utilizado, para la generación de energía y su transformación en calor. Al final de este proceso, que requiere la combustión de una sustancia como el gas metano, se aumenta la temperatura del agua o del aire que pasa por el sistema, para introducirlo en todas las habitaciones y calentar la casa, o para disponer de agua caliente.
Todos los combustibles tienen características técnicas diferentes, que junto con otros factores internos y externos afectan a la eficiencia de la caldera. Uno de los parámetros más importantes es el poder calorífico, es decir, la capacidad de la sustancia para generar energía, es decir, calor para calentar la casa y el agua caliente. El poder calorífico se indica con la abreviatura kWh x UM (kWh por unidad de medida) según el combustible utilizado, litros, kilogramos o metros cúbicos.
A partir de este valor, es posible obtener algunos datos interesantes, como la energía obtenida por cada euro gastado, el coste del gas por unidad u otro combustible y su eficiencia media. Por ejemplo, se puede descubrir cómo el poder calorífico de las calderas de gasóleo es el más alto, con 9,70 kWh x UM, seguido poco después por el del metano, 9,54 kWh x UM. El resultado es un rendimiento del 95% para las calderas de gas natural y GLP, del 90% para las de gasóleo, del 85% para las de pellets y del 80% para las de madera.
Entre los tipos de calderas más populares en nuestro país están las calderas de gas, que son modelos bastante fiables y económicos de comprar y mantener. El funcionamiento de las calderas de gas para calefacción es bastante sencillo. En su interior hay dos circuitos, uno hidráulico para el paso del agua y otro para el gas. Esta última se quema para elevar la temperatura del agua, mientras que las emisiones de la combustión se expulsan al exterior a través de la chimenea.
Las calderas de metano son aparatos económicos y eficaces, gracias a la sencillez de la distribución de este gas, cuyo precio es también muy conveniente. Por medio de mezcladores, estas calderas son capaces de mezclar el aire y el gas, para obtener una combustión óptima y ahorrar energía y costes de calefacción. Estos dispositivos ocupan poco espacio, son fáciles de instalar y silenciosos.
A diferencia de las calderas de gas natural, las calderas de GLP requieren la instalación de un contenedor de gas, para almacenar el GLP. Sin embargo, en comparación con el gas natural, las calderas de GLP contaminan menos, de hecho producen emisiones más limpias a la atmósfera. También están equipados con mezcladores de aire/gas, un ventilador y un potenciómetro que permite ajustar la intensidad de la combustión. Estos aparatos tienen una alta eficiencia energética, un buen rendimiento medio, son respetuosos con el medio ambiente y su mantenimiento es económico.
En Mancliar aportamos soluciones de calefacción para todo tipo de viviendas. Soluciones que van desde los planteamientos más económicos a las más vanguardistas e innovadoras posibilidades de diseño. Contáctanos e infórmate.
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